I want my coffee
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Bitacora de lo cotidiano. Habitante de la naturaleza muerta en una ciudad llamada Santiago.
¿En que pensará cada una de estas personas?. ¿Que es lo que desearán expresar estos contorsionados rostros? ¿Por qué no puedo más que olvidarlos al instante?
Digamos que no era siquiera la hora de llegar temprano a clases, la reunión o alguna cita en la oficina. Ese no era el punto.
Tarde como siempre pero solícitamente apresurado y desentendido intentaba no observar el rostro de las personas ahí presentes, pretendía verse un tipo resuelto y con grandes objetivos en la vida.
No obstante en cada trayecto de viaje creía tener la oportunidad de encontrar en algún vagón, por las escaleras o en algún pasillo a ese ser que en algún tiempo pasado flechó su taciturno corazón no correspondido.
Estos no son los tiempos como para pensar en el amor se decía, a la vislumbre de un malhumorado sol de agosto. Pero ahí estaba ella, tras la ventana, en dirección contraria, esperando, (supongamos que por una vida), al otro lado del andén del metro que se lo llevaba a él lejos, tan lejos como para que ella no lo recordara, en ese preciso instante, nunca mas que como a un buen amigo.