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sábado, agosto 09, 2008

El Malestar

Al Referirnos al malestar en el ser humano, no podemos separar al hombre de sus semejantes puesto que somos animales gregarios por naturaleza.

El hombre al vivir en grupo, conforma una comunidad la cual será guiada siempre por acuerdos impuestos, modos de vida (una identidad constituida), dado el momento histórico en que se conforme.

El ser humano al igual que todas las especies vivientes compite contra la naturaleza el mundo exterior y entre sí su misma especie, y es en esta segunda competencia, donde nos detenemos a analizar sus razones, valores, tradiciones y cultura.

Dentro del ser humano siempre estará intrínseca la necesidad de dominar entre sus pares, ejemplo de esto podría ser la competencia y lucha por la búsqueda de la mejor especie para la reproducción, entre otros ejemplos.

Desde los anteecedentes dados, es como el hombre ha  evolucionado en sus métodos y prácticas a través de los tiempos, llegando así desde una horda canivalezca donde solo sobrevivía el más fuerte, a un hombre normado en el presente, que conforma su autoridad en base a la su poder de adquisición y consumo.

En nuestro presente, la sociedad ha evolucionado hasta llegar a un punto, en que, lo que domina es la información. Quien posea la mejor y más apropiada información, será quien domine la sociedad. “Saber es poder”. Resultante de esto es una nueva fase del conocimiento, donde ahora la educación, se conforma como una mercancía más de consumo dentro de toda  esta vorágine transaccionaria y especulativa.

En el presente,  quien posee la información adecuada posee el domino para manipular la técnica, y con esto dominar a los hombres.

Esto lo podemos ver todos los días al observar como por todo el mundo avanzan los grandes proyectos corporativos: una nueva personalidad investida de derechos jurídicos como si se tratase de una persona real de carne y huesos1, que posee incluso más derechos, a favor de las pujantes y competitivas economías en el mundo.

En un mundo macabramente dividido, la miseria crece para los pobres en su mayoría y la abundancia para los ricos en minoría. Ya no nos cabe menos que recordar a J.P. Sarte y su frase “El infierno son los otros”, los otros quienes nos deslegitiman en nuestra condición de derechos y dignidad. El proyecto de la Aufklarung se nos ha caído a pedazos, y la emancipación ha sido solo una utopía más entre tanta ideología maldita.

Los avatares de la postmodernidad y el cambio de paradigma de las relaciones humanas ahora impera. Ya no queda nada en que confiar: ni religiones, ni nacionalismos, ni ciencia. Somos el ocaso de las tradiciones. Somos una nueva configuración de identidad, avalada por la diosa tecnología, la identidad virtual. Un todo cambiante. Una diferenciación y particularismo dentro del escenario de la globalización. Estamos en todas partes y en ninguna a la vez. Nos diluimos en la masa aunque pretendamos ser diferentes a ella.

Nuestra referencia son los artículos de la mercadotecnia, y pretendemos, llevar la vida y el estatus que nos dice que nos dará tal o cual producto solo por el hecho de consumirlo.

“Hemos llegado a la crisis del sentido, esto es, a la carencia de referentes sociales, éticos, epistemológicos, etc. que hagan posible un pensamiento en libertad mediante una palabra igualmente en libertad2

Somos los prisioneros de nuestro tiempo, prisioneros de la inmediatez en dirección a la zozobra. En medio de los contratiempos del pensar, por que quizás pensar impida ser ingenuamente feliz, como lo dijera Bradbury en su novela Fahrenheit 985.

“Pero quien ha descubierto el país <<Hombre>> ha descubierto también el país futuro de los hombres. Ahora vosotros debéis ser mis marineros, marineros bravos, pacientes! ¡Caminad erguidos a tiempo, oh hermanos míos, aprended a caminar erguidos! El mar está tempestuoso (...) ¡Que importa el país de los padres! ¡Nuestro timón quiere dirigirse hacia donde está el país de nuestros hijos!”3

KEEP SMILING4



1 Achbar, M. (2003), The Corporation Documental.

2 Sánchez, L. (2003). De la crisis de la significación o las palabras pervertidas. Universidad de Cordova. Disponible en: Crisis de la significación

3 Nietzsche, F. (2006), Así Habló Zaratustra, Ed. Centro Editor de Cultura, Bs. As. Argentina.

4 Gheorghiu, C.V. (1967), La Hora 25. Ediciones G. P., Barcelona